Soy un nostálgico, y a eso hay que sumarle, el hecho de que nunca olvido a los buenos amigos. Siempre suelo decir que Ribera fué para mí, un amigo y un maestro, alguien que supo motivarme en la búsqueda de la verdad, no sólo en la investigación ufológica, sino en otros aspectos de la vida; me enseñó a ser justo y a darle la razón solamente a la verdad, por dura, cruel, o inapropiada que resultase.
Antonio Ribera fué el indiscutible pionero de la investigación OVNI en España, y uno de los autores de mayor volumen de libros publicados sobre Ufología. Recibió la «Creu de Sant Jordi«, máxima distinción cultural que se otorga en Catalunya, y llegó incluso a disertar ante la cámara de los lores en Gran Bretaña. Antonio Ribera siempre quiso huir de las etiquetas. Si ahora estuviera aquí, detestaría ser recordado como un «Ufólogo«.
Él se consideraba a si mismo como un «buscador de lo insólito«, en la linea de Charles Fort. No solo los OVNI´s le cautivaban, cualquier enigma le llegaba a persuadir para iniciar una investigación. Era profundo y sobretodo noble. Tan noble, que vivía en unas condiciones extremadamente humildes, habiendo rechazado a lo largo de su vida, «ofertas» para desacreditar el fenómeno OVNI. Más de un agente desinformador, se había presentado en su casa, para intentar «comprarle». Ribera rechazó mucho dinero. La verdad estaba por encima de la comodidad de una vida llena de lujos y ostentaciones. Su felicidad residía precisamente en la calidez de su hogar, con sus decenas de gatos y perros que campaban a sus anchas por encima de camas, muebles y sofás. Su bienestar residía en su vida sencilla. Y el calor de un corazón bondadoso y satisfecho, que jamás aceptó el venenoso néctar de la ambición.
Después de dedicar toda una vida a la Ufología y los «hechos insólitos», Ribera falleció en Septiembre de 2001, en una residencia… Tristemente solo. Y sin que ningún medio de comunicación citara siquiera su nombre. ¿Saben lo que hicieron ciertas «personas» a las que, por herencia, les pertocaba guardar sus libros?
Tirarlos en un container.
De este hecho fue testigo un amigo muy próximo a Antonio, quien lo denunció en ciertos medios en aquella época. Un legado tan apasionante, y plagado de sabiduría, fué arrojado a la basura, por «alguien» que no supo reconocer en Ribera, ni su gran humanidad, ni su gran aportación a la cultura.
Pero seguro que alguien que es capaz de hacer eso, carece de ambos atributos…
Recordemos a Ribera, desde aquí, en una entrevista fascinante en la que habla sobre los secuestros extraterrestres.